sábado, 28 de junio de 2008

“Soy Facilitadora” Contribuyo con el Aprendizaje de Otros.

La vida te lleva a cosas que jamás te imaginas que puedan ocurrir. Me ubico nadando en una piscina que no tiene rayas en el fondo, una piscina que no es olímpica y arranco a nadar como una loca para llegar a un lado supuestamente alineado con la salida, me ha pasado que choco con alguien en el trayecto -y también si no estoy pendiente- incluso me he dado un cocazo con una pared jejeje. Es gracioso, a veces llego y llego a otro lugar diferente al que me imaginé que llegaría. Este cuento, mas allá de mostrar mis pocas habilidades en el deporte de la natación muestra que: en lo básico que es nadar para no hundirte y llegar a algún lugar, te encuentras sorpresas, escollos, nuevos rumbos y destinos. Así fue que aprendí a ser facilitadora de Aprendizaje Organizacional, sin querer, nadando…

Los que me conocen hoy se quedan atónitos cuando les digo que yo era una persona incapaz de decir nada en ninguna parte, era muy tímida, siempre tenía algo que decir (muy interesante) pero solo se enteraban algunos muy allegados (a los que no tenía pena de contarles lo que pasaba por mi cabeza). Siempre fui halagada y reconocida por distinguirme en actividades deportivas, por lo que escribía en mis trabajos, por la presentación de mis proyectos y por las conversaciones íntimas con familiares y amigos pero era un acto privadísimo, si súper exclusivo y la verdad a mi me gustaba que fuera así, pensaba mientras menos gente mejor, así estaría mas segura.

Pasaron muchas cosas, bastantes cabezazos, muchísimos, que no vale la pena contar porque los cabezazos duelen bastante como bien saben. Pero también choque, en mi loco nadar con gente maravillosa, quienes me dieron el empujón no sé si porque querían o porque no, pero me sacaban del camino o reorientaban mi rumbo al verse envestidos por mi nado vigoroso.

Son bastantes las personas, la primera jamás la olvidaré: mi amigo Oscar Sánchez, con el aprendí que el miedo esta bien, que es natural, pero que no me retrajera nunca por causa de el miedo. Oscar es un hombre hermoso, bondadoso, simpático, nunca egoísta, reconocedor del talento y peleón pero no se pone bravo jamás, siempre dispuesto a ayudar, me ayudó muchísimo, creyó en mi y me dio toda la educación que en sus manos tuvo, y yo le retribuía todo lo que él hacía por mi: aplique en el trabajo, todo, absolutamente todo lo que aprendí, con la idea de todos gozáramos los éxitos que definitivamente juntos alcanzamos, con Oscar comencé a facilitar, con él di mis primeras brazadas en la dirección de ayudar a los demás a aprender.

Mi compañera Yamilet Pérez fue clave, una mujer estupenda, diminuta en tamaño pero grandiosa en habilidades de comunicación, una chica que es pura energía que siempre estuvo a mi lado, ambas inventamos e hicimos cosas increíbles. Silvia Mirabent fue quien me enseño a fluir y a divertirme mientras facilitábamos, su tumbaó y ocurrencias. Sócrates, Sócrates, Sócrates un amigo que deseaba imitar, que me encantaba ver y que me encantaba que él quisiera que yo estuviera con él apoyándole, eso hizo que mi autoestima creciera, tan alta como él, hasta pretenciosa me puse, jamás estaré muy lejos de él me hace feliz que sea exitoso, me inspira cada vez que choco o busco intencionalmente chocar con él en mi nado, él me encanta.

En ese contexto o caldo de cultivo, apareció mi querido amigo Adrián, fui con él, enviada, ni siquiera sabía que él existía, fue un choque para siempre desde que lo vi por primera vez nunca me he separado de él. Con el aprendí a a nadar olímpicamente en la piscina olímpica, con las rayas en el fondo, las cabuyitas a los lados, con la técnica y el destino correcto. Adrián el mejor coache y mejor nadador en las artes de contribuir con el aprendizaje de otros. Con él nade y nade con gente especial, con diversos estilos, todos ganadores: Elio, Valentina, Javier, Mary, Maru, Alicia, Luis, Carlos, Jaqueline, Geraldina, Amancio, Lissette, Simi, Aixa, Mylene, Roberto. Puros campeones, gente valiosa, maravillosa, los mejores nadadores que jamás he visto, cada uno en su carril dándole duro con toda la pasión y el compromiso. Todos medallistas. Así aprendí a nadar profesionalmente.

Hoy facilitar es lo que mejor hago y lo seguiré haciendo, hasta que el cuerpo aguante y me encanta.

Gracias a todos,

MM

viernes, 27 de junio de 2008

La ley y el deseo: “Cosas que por sabidas se callan y por calladas se olvidan”. Respetar acuerdos requiere más que buenas intenciones.

Definitivamente hay cosas que no nos gusta pensar y que sustituimos por fantasías. Si yo contara las veces que mis abuelitos, mis papas y mis tíos dijeron: “póngalo por escrito para evitar malos entendidos” (frase célebre ancestral) les dijera que son innumerables las veces, incluso las que yo misma he repetido -cual lorito- la misma expresión.

Aunque a veces -como también dice mi papá- es de caballeros y damas dar su palabra como un documento, es un verdadero riesgo que la palabra (o acuerdos) estén por allí sujetos a enfermarse o a ser víctima del hampa común o un accidente o una situación desesperada. ¿No es cierto que tus documentos de valor no los tienes por allí paseando para todos lados? algunos los guardamos en bóvedas o archivos con llave ¿o no? Y no se trata de dudar de la nobleza y de la palabra de tu gente se trata de aceptar que esa gente tiene sangre en las venas y es falible como cualquiera nosotros lo es.

Hoy me toca escribir sobre un tema de esos que a mi particularmente no me encantan, porque sé que soy muy pero muy fantasiosa y confiada. También porque soy confiable y bien intencionada, por lo tanto asumo que todos son como yo y la verdad lo creo, creo que todos somos bien intencionados y que todos -al igual que yo- hacemos lo mejor que podemos con los recursos que contamos, sin embargo, el desoír y desoírnos con cosas tan básicas como poner por escrito los acuerdos es sobreestimarnos, esperar demasiado de todos y de nosotros mismos, incluso descuidar la integridad de otros y de nosotros mismos, cosa no muy amorosa ni práctica, por cierto.

Cuidarnos, se trata de cuidarnos y cuidar a los demás. Siento que eso es el meollo de la ética y que por eso las leyes existen. Lo cierto es que, en la práctica nos encontramos alardeando de que somos o hacemos lo correcto y lo legal, para luego caigamos en consentir en cosas que parecieran inocentes pero que son de alto potencial dañino para alguien y a la larga aprendemos con dolor que lo son y mucho. Consentimos basado en el amor y la confianza a poner en riesgo a nuestros socios de vida (la familia) a nuestros socios de trabajo (clientes y proveedores) a nuestros socios de entorno (amigos, vecinos, escuela, comunidad, país, mundo) al no registrar los acuerdos por escrito.

Abusamos y/o permitimos abusos todo el tiempo por temor a confrontar nuestros derechos. Pensamos que la única forma de confrontar es agrediendo y la verdad podemos confrontar asertivamente sin tener que llegar a agredirnos ni sentirnos agredidos porque se nos demande lo propio.

Muchas veces somos muy precarios al negociar, cayendo en provocaciones de quienes nos oprimen para evadir responsabilidades o manipulando a otros para que nos presten atención y nos otorguen lo que es debido por derecho, degenerando las relaciones y derrumbando asociaciones por la vía del agotamiento y del cansancio, contrario a la tendencia de asociarnos y fortalecer esos lazos para aprender y prosperar.

Los abusadores se hacen cuando el abusado lo permite, no se trata de culpar a nadie, solo de darnos cuenta que entre adultos con plenas capacidades, es tonto hablar de culpables, manipulaciones y engaños.

Se trata de decir, “ya basta” antes de que sea demasiado tarde y se pierda lo realmente importante que es la posibilidad de estar en contacto con tus socios, sea que ese socio sea tu pareja, tu familia, tus amigos, tus compañeros, tus proveedores, tus clientes, tus vecinos, tu comunidad, tu organización, tu país. Se trata de cuidar lo que hace posible que la gente haga cosas grandes e importantes, la posibilidad de estar juntos como seres humanos gregarios que somos.

Cuidarnos es la propuesta, para eso existen los contratos escritos y los abogados, no solo para demandar y destruir sino para evitar dañar y dañarnos a nosotros mismos.

María Mercedes Gómez

domingo, 22 de junio de 2008

“Un dos tres por todos” Responsabilidad social, bienestar colectivo.

Si has jugado al escondite, recordarás que la idea es que no te encuentren y correr a librarte por ti mismo, en ocasiones podías librar a los demás que no corrieron la suerte que tu de llegar al último para librar por todos. Era muy divertido este juego, sobre todo la cara de satisfacción de los salvados.

Hablemos de responsabilidad, la palabra responsabilidad sugiere la habilidad para responder o capacidad para dar respuesta ante alguien o alguna situación. Se requiere estar preparado y haber aceptado de mutuo acuerdo la demanda de responder ante alguna situación. Es interesante observar como personas y organizaciones intentan eludir responsabilidades, algunos se hacen maestros ante la evasión de responsabilidades gubernamentales, sociales y personales.

Cada vez vemos como muchas personas y empresas intentan que la responsabilidad y el compromiso sea unilateral, es decir, de parte de quienes menos poder tienen para defenderse y apuntalados en esa misma debilidad que poseen sus colaboradores, asociados, relacionados e incluso clientes, pretenden hacer ver y sentir que quienes se relacionan con ellos ya tienen su galardón, pasando por alto aspectos básicos que atentan con la supervivencia y seguridad de quienes sustentan la operatividad de la organización y prefiriendo inyectar dinero e inversión en aspectos, que sin dejar de ser importantes, no le agregan valor a nadie sino a los inversionistas y algunos privilegiados.

Lamentablemente es un comportamiento que vemos repetidas veces en Venezuela, en cualquier institución, organización, empresa, hasta en cualquier abasto, quiosco y familia. Es la cultura del: “un, dos, tres solo por mi” y que los demás vean como se las arreglan. Es una cultura depredadora que de seguir así los dejará jugando solos muy pronto y seguirá acumulando daños en éste mundo que es de todos.

¿Qué podemos hacer?

Se me ocurre que para ejercer la responsabilidad social, lo primero que podemos hacer es enfocarnos en nosotros mismos. Si perteneces a un sistema social de cualquier índole, pregúntate:

¿En que medida dependo yo de este sistema?
¿En que medida depende de mi este sistema?
En el caso de no pertenecer a este sistema, ¿Cuales son las consecuencias negativas para mí y para el sistema? ¿cuales son los beneficios para mí y para el sistema?

La idea de hacer éste análisis es comprobar tu nivel de dependencia con el sistema al que perteneces. Si tu análisis da que la dependencia es equilibrada entre ambos, la relación es sana. Si no, piensa en negociar o moverte hacia otras posibilidades para que el sistema no te agreda más de lo que lo ha hecho, porque en el trayecto, el ciego confiar y el ejercicio de la buena voluntad, perdiste poder por ceder demasiado.

Busca alternativas, haz cosas distintas, salvaguarda tu vida y no permitas que quienes abusan te hagan sentir culpable, la culpabilidad es inútil y mucho menos ante quienes creen erróneamente que son los albaceas de tu vida.

¿Ya libraste por ti? ¡felicitaciones! eres independiente o estas en una relación de interdependencia justa con un sistema social. Te toca hacer ahora por los demás, tienes solvencia para comenzar a librar por todos.

¿Cómo empezar?

Se empieza por la familia y amigos. Si estas bien tu, te toca ayudar a los mas cercanos para que se hagan fuertes; la mejor manera de hacerlo es mediante la educación y no la limosna. Patrocina, patrocina y patrocina cualquier iniciativa educativa que ayude a tus familiares y amigos a hacerse responsables y solventes por si mismos.

Si eres una organización que decide hacer algo por la comunidad, comienza invitando a los hijos y familiares de tus colaboradores y relacionados a aprender a estar en contacto con la empresa, cuando las familias obtienen reconocimiento de las empresas, comienzan a surgir voluntarios para multiplicar la educación y bienestar a otros.

Fundaciones, como por ejemplo, la Fundación Polar, Bigott y otras, han servido a las comunidades mediante el desarrollo e implantación de muchísimos planes educativos que les ayudan a aprender a ser autodependientes. Tu puedes hacer lo mismo y hasta mejor si logras ganarte a los familiares y amigos de tu empresa para que contribuyan con el aprendizaje de otros. Imagínate lo que se puede lograr si los familiares de los colaboradores aprenden a ser prósperos, el bienestar se traducirá en bienestar para todos.

¿Qué esperas?

Líbrate de quienes abusan de tus habilidades y comienza a jugar para “librar por ti y por todos”

¡Que tengas una hermosa semana, llena de prosperidad y éxitos!

María Mercedes Gómez Mazzeo

miércoles, 18 de junio de 2008

¡Estoy aburrido y cansado de lo mismo! Es la señal para hacernos cargo de nosotros mismos y cambiar el enfoque.

Estoy muy contenta y en esa contentura me olvide de cumplir mi promesa de escribir semanalmente, la verdad me doy cuenta que tengo mi energía desbordada en algunos asuntos y eso hace que me olvide de otros que también disfruto como el compartir con mis lectores. El disparador de la emoción para retomar la escritura fueron dos comentarios nuevos en mi artículo de hace dos semanas que me hicieron pensar: ¡Epa María Mercedes que hay de nuevo! .Gracias a la Hija de Zeus (Mariela Rivas) y a Yanilda (mi prima mayor jeje) retomo mi tarea de compartir con ustedes. Aquí estoy de vuelta.

¿Te has sentido hastiado, aburrido o adolorido en algún momento de tu vida? No te preocupes –no me voy a poner intensa- Me voy a conectar en ésta oportunidad con mi infancia, los que me conocen en persona saben que soy grande corporalmente para estándar venezolano, les digo eso, porque cuando era chiquita siempre me quejaba de que me dolían mucho las rodillas y las piernas, mi mami me decía: “hija eso es que estas creciendo” y la verdad es que crecí mucho y por todos lados. Entonces yo te digo si te duele, te aburre o molesta alguna situación: ¡Alégrate! Eso quiere decir que estas creciendo.

Todo crece por todos lados, las plantas, los animales, la gente, las familias, las comunidades, las organizaciones: crecer es ley de vida y si intentas detener el crecimiento de algo o de alguien lo atrofias sin remedio, así que deja de hacer o de pretender que las situaciones se pueden mantener por mucho tiempo, las situaciones “son situacionales” es decir dinámicas no estáticas, mas bien progresivas que constantes. Si piensas que la vida que llevas es aburrida -o mejor dicho tu juzgas que es así-quiere decir que decidiste ver la situación como una constante inalterable, es decir, que te estas atrofiando, atrofiando a otros o atrofiando el estado natural de las cosas. La tendencia es crecimiento y transformación. Así qué nada de pensamientos contranaturales que cuartan el progreso de las cosas.

En ocasiones las personas asumen que el cambio implica cambiar a la gente. Piensan cosas como que los mayores están desactualizados y hay que jubilarlos y reemplazarlos por gente joven. Por otro lado a los jóvenes les impiden desarrollarse porque no tienen experiencia, entonces traen a otro joven de afuera para suplirles su próximo eslabón, gente nueva que generalmente no conocen el negocio y es a ellos les entregan el privilegio de crecer que le negaron al primero, cambian a la pareja por una mas bonita, divertida e inteligente y ésta también se pone también fea, aburrida y tonta con el tiempo, algunos cambian a sus colaboradores porque quieren crecer y les hacen sombra, cambian de país porque creen que no hay nada bueno aquí y se niegan a participar para que el país crezca y se desarrolle. Como ven esto del crecimiento puede ser un verdadero problema sino entendemos que el cambio no se gerencia cambiando a las personas sino el cambiando el enfoque ante la nueva situación.

Para cambiar el enfoque hace falta ser valiente, aceptar que la situación cambió y que te harás responsable de ti mismo para transitar y dejar fluir a los demás. Si te sientes inconforme es que el panorama cambió, acepta que la situación no dio para más, eso es muy fácil decirlo pero quizás es lo más difícil del proceso, parece mentira lo que voy a decir, pero la solución no está en quedarse a reflexionar sino en moverse a otro lugar donde encuentres la energía necesaria para sintonizarte con una situación que te favorezca mas, de la que derives nuevas satisfacciones y gozo.

Las relaciones funcionan en forma recíproca y se retroalimentan. Esa energía feliz la vas a encontrar en lugares inverosímiles para ti, con gente que te saque de la rutina, es inútil intentar entusiasmarse con lo cotidiano y repetitivo, puedes exponerte a gente y cosas nuevas que te nutran de alegría. De esa forma tendrás energía disponible para inyectarla en tu gente que se muestra deprimida o violenta a tu lado. Recuerda que todo es sistémico, si te molesta o fastidia alguien lo mas seguro es que le molestes y le fastidies tu también a el o a ella. Por otro lado, si amas estar en compañía de alguien lo mas seguro es que esa persona también disfrute de estar contigo y se carguen las pilas juntos.

Enfócate en lo que te hace feliz, por ejemplo, a mi me hace feliz que me presten atención, que me oigan y que lo que diga le sirva a alguien, que me digan cosas positivas, bonitas, edificantes, interesantes; me hace feliz jugar, descubrir cosas, pasear con gente amena y relajada, me encanta disfrutar de una buena comida, del cine, el teatro, me encanta no hacer nada en equipo, mecerme en una hamaca a hablar pistoladas con una copa de vino en la mano, me encanta ver a la gente disfrutando y riendo, me encanta ver a la gente creando e inventando cosas, me encanta un paisaje, sentir el frío y el olor de montaña, me encanta bañarme en el mar y sentir la arena, me encanta un masaje, una peluquería, una manicurista que me arreglen las manos y los pies, me encanta el aroma del café, el sabor a menta, una canción bonita, una poesía… me encantan tantas cosas… pues allí esta la clave, exponerme y buscar esas cosas que me hacen sentir plena y feliz. ¡Hazlo tu!... ¿hace cuanto no te regalas el placer de vivir? Desde esa energía aceptarás mejor que las situaciones cambian y que tú puedes crecer y dejar crecer a los demás.

Cuéntame y a ti: ¿Qué te encanta?

Espero tu dulce y mentolada respuesta.

María Mercedes