Creo que una de las cosas que da mayor credibilidad es aceptar nuestras propias incompetencias sociales. Muchas personas evitan escribir o conversar sobre lo que no saben y lo que no dominan. Yo pienso que una manera de aprender es atreviéndose a experimentar con consciencia: el error, a fin de hallar alternativas o al menos conseguir “el verdadero querer”.
“Cuidar tu querer” de eso se trata. Hoy en día es muy común observar que muchas veces nos movemos de acuerdo a los “quereres ajenos” por temor a defraudarlos o por costumbre o por comodidad. A veces hacemos cosas sin consciencia plena de ¿para qué hacemos eso? ¿Solo porque otros lo hacen? o ¿por que toca hacerlo? La vida entonces te da un tortazo en la cara y te grita: ¿Qué es lo que realmente quieres tú? Y allí te das cuenta de que quizás aquello que hacías tan vehementemente no es lo que tú querías sino lo que los demás querían de ti. Es entonces el momento de parar, pensar y elegir: ¿Los demás o yo? Es el momento de comenzar a construir desde tu querer o tu deseo y/o desde tu amor y anhelo personal.
¿Y qué es lo que quiero y necesito realmente? Parece una pregunta fácil ¿verdad? Pero nooooooo, no es nada fácil, las consultas terapéuticas de todas las tendencias están repletas de gente que no tiene una respuesta a esa aparente sencilla pregunta… Eso es con gente que al menos ha reconocido que necesita ayuda, los otros lugares donde podrás encontrar la gente que no tiene respuesta satisfactoria es en la práctica de los vicios: alcohol, drogas, cigarro, comida excesiva, relaciones adictivas, trabajo desmedido, deportes extremos, etc.
Las personas somos seres sociales, sufrir el aislamiento es uno de los peores castigos a los que puedes someter a un ser humano. La privación de los otros es dolorosa y lo sabemos cuando nos toca experimentar una pérdida o cuando llega la despedida. Ese dolor es un dolor que se evita a toda costa, si realmente queremos estar cerca de alguien y en forma directa ves amenazada la posibilidad de estar cerca, la reacción es que te aferras más, cuidando tu querer, tu necesidad. Ahora bien, lo que observamos es que cada vez hay mas “gente sola acompañada”, grandes y pequeños grupos de “solos acompañados” que los vincula cada vez menos los sentimientos de deseo o de necesidad. Eso es como “un estar aquí contigo pero no estoy”, esa presencia cada vez mas ausente destruye el placer de estar, el placer de sentirse satisfecho o satisfecha, el placer de un abrazo, una caricia, unas palabras de aliento y aceptación. Siento que al perder el placer la relación se debilita, te unen otras cosas que no son tu querer por placer y comienzan lo grupos a debilitarse y separarse.
¿Cómo sabemos entonces que no estamos cuidando nuestro querer? nos aislamos, nos deprimimos, nos enfermamos o nos lanzamos a la evasión con los vicios.
¿Cómo unirnos? ¿Se puede? Me gustaría saber ¿qué piensas?
Ahora bien ¿Cómo pienso yo que pudiéramos unirnos de nuevo a nuestros grupos o a otros grupos para satisfacer la necesidad humana gregaria y el placer de estar juntos?
Creo que descubriendo nuevos lugares de placer y satisfacción, permitiendo que cada cual encuentre su propio espacio donde cuide “su querer” y sea capaz de crear lo que realmente quiere para sí mismo. Aceptando que los demás están perdidos en la búsqueda o en la creación de lo que anhelan tal y como pueden hacerlo según las distinciones que tienen en su momento. Se trata de “Ser” y “Dejar Ser” a los demás, seguros de que el encuentro se producirá cuando seamos plenamente responsables de aquello que queremos en realidad.
Te deseo una semana del encuentro mas preciado, a saber, el encuentro contigo mismo.
María Mercedes Gómez Mazzeo.
1 comentario:
Hola MM, ¡Buenos días!
Hace poco mi amiga, Dhameliz Díaz, me propuso escribir una columna sobre responsabilidad social empresarial.
La verdad es que tengo amigos que saben un montón sobre el tema: Víctor Guédez, dirige un post grado sobre el particular, Manuel Manga, es consultor internacional sobre el tema, Peter Senge ha escrito libros sobre ese tema, y yo, pues no sabía más que lo había leído.
Decidí aceptar el desafío y des hace meses escribo una columna en el Diario El Carabobeño, sobre Responsabilidad Social.
Lo primero que me tocó fue declararles a mis lectores que no soy un experto en el tema de los artículos. Luego he ido construyendo lo que voy conociendo sobre el tema, y en el transcurrir de los años, tendré algunos conocimientos obre el tema.
La socialización de lo que aprendo, fortalece mis conocimientos.
Ahora en esta etapa de mi vida, evito los tengo que y los debo, porque ellos son el producto de la presión social. Prefiero hacer lo que deseo. A veces quiero estar solo, otras veces acompañado, pero hacer lo que deseo es lo que más me gusta.
Creo que sabemos cuándo no nos estamos amando, cuando nos sentimos mal haciendo lo que no queremos hacer, o nos sentimos mal al lado de alguien, o donde estamos.
Considero que la mejor manera de estar, es estar voluntariamente. Reunirnos sólo con quien nos hace sentir bien y a gusto. Alejarnos de las personas que no nos producen bienestar.
Yo voto por ser y también dejar de ser.
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