domingo, 27 de julio de 2008

La Gobernabilidad Organizativa, dos caras de una misma moneda: “En la unión está la fuerza” o “Divide y vencerás”.

Reflexionando sobre las organizaciones humanas, me doy cuenta que es mas fácil dividir, en términos de inversión de energía motivacional que multiplicar… Fíjense en lo fácil que es poner a correr un rumor o chisme que denigre de una persona u organización, a veces, lo compartimos hasta con placer morboso, por otra parte, que difícil es construir una reputación, lo que se construye con años de esfuerzo puede ser aniquilado en segundos por las incongruencias (muy propias y humanas). Haciendo la analogía con la vida, piensa cuanto cuesta concebir y levantar una vida para que en ocasiones sea destruida por alguien (otro o uno mismo) que tiene el poder y la necesidad de arrebatártela por alguna razón, siempre justificada, por cierto.

El lema “en la unión está la fuerza” invoca a la poderosa sinergia, me gusta mucho la frase de (Georges Bernard Shaw 1856-1950) que cito a continuación: «Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana e intercambiamos manzanas, entonces tanto tú como yo seguimos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea e intercambiamos ideas, entonces ambos tenemos dos ideas» la traigo a colación porque estoy convencida de que esa “unión” es posible solo por la acción de aprender colectivamente, de aprender en equipo. También pienso que en la medida de que tengas la percepción de que aprendes te unes más y con más fuerza. La trascendencia organizativa está atada al aprendizaje colectivo, aprender juntos requiere inclusión, posibilidades de “ser y estar” en la dinámica de aprendizaje organizacional.

Hablemos de destrucción de trascendencia organizativa: una de las clásicas para dividir a la gente es el manejo de las comunicaciones. Por ejemplo, es muy común tergiversar el término de “confidencialidad”. Piensen ¿se han dado cuenta cómo se alardea en las organizaciones con la “información confidencial”? Gente con recursos de influencia precarios, ponen sus caras enigmáticas y anuncian con desdén, “eso yo lo sé pero es confidencial” ¡que poco discreta e incoveniente la forma de mostrar poder! Forma que solo contribuye a crear exclusión y desencadena rutinas ofensivas y defensivas entre los miembros de la organización, siembran separación ¿quien va a querer acercarse a aprender nada con alguien que se muestra así “tan caleta”? Desunión y separación creada por “líderes”: “el solo yo sí” arroja a la inexistencia al otro. Importante: el habla confidencial es necesaria, lo innecesario es alardear y esa es una gran diferencia.

“Divide y vencerás” Nicolás Maquiavelo. Hay dos formas de gobernar a una organización, según éste filósofo: Los seres humanos somos mitad persona y mitad bestia. Si se comporta como persona gobierna con leyes y normas. Si se comporta como bestia, hay que usar la fuerza sin piedad. El buen líder debe valorar, principalmente, el equilibrio y la seguridad permanente de sus colaboradores, ese ambiente es el propicio para aprender en equipo. La esencia humana es el conjunto de las relaciones sociales. En ese contexto, el proceso de aprendizaje ocurre individual y colectivamente, consolidándose mutuamente a través de las comunicaciones intrapersonales e interpersonales según las reglas colectivamente negociadas y acordadas, si no hay norma no hay convivencia, si no hay convivencia no se produce el aprendizaje colectivo.

Existen organizaciones que actúan de forma esquizoide:


  • Exigen que la gente piense como empresario y que se comporten creativamente pero castigan los errores y limitan la autonomía de sus miembros.

  • Hablan de trabajo en equipo y colaboración pero incentivan y premian resultados individuales y seleccionan personas entrenadas desde la infancia para competir en lugar de compartir.

  • Buscan la perfección de las tareas y no la innovación de las mismas. Se resisten a cambiar la forma, les resulta trabajoso, prefieren seguir haciendo lo mismo siempre hasta que el cambio los cambia inevitablemente. No hace caso a los síntomas que anuncian que hay que probar nuevas formas de obtener los resultados.

Tener siempre algo que aprender de alguien en la organización es garantía de unión y trascendencia. Para aportar valor al negocio hace falta cambios sustanciales en la gente, que desempeñen y desarrollen la capacidad de Trabajar, Aprender y Facilitar a otros lo aprendido. Una organización madura es la que incentiva la cultura colaborativa, desarrolla la tolerancia al error para innovar, apoya el desempeño de las personas, acepta el pedir y ofrecer ayuda como algo natural en las relaciones humanas promoviendo que no son muestra de debilidad sino una gran fortaleza en el proceso de aprender juntos.



¿Cuál es para mí la organización ideal para aprender?
Por supuesto no espero caer en la tentación de hacer una recomendación, porque cada tipo de organización responde a necesidades operacionales y de tipo legal distintas. Sin embargo, yo sueño con una organización abierta al aprendizaje, flexible pero con normas de actuación acordadas entre sus miembros (sean estas personas naturales o jurídicas).
Me gustan las corporaciones por su responsabilidad limitada y vigencia sin límites, las organizaciones caórdicas porque en ellas confluyen la abundancia, el caos y el orden, las figuras de Joint Venture porque produce alianzas para lograr resultados excepcionales mediante la combinación de competencias y recursos para proyectos específicos.
La apertura genera innovación, posibilidades de hacer negocios, de crear y aprender, de combinar competencias sin perder la individualidad, de generar bienestar y prosperidad colectiva…


Y tú ¿cómo piensas que es la organización de tus sueños?



Que pases una semana productiva, de aprendizaje y grandes satisfacciones.



María Mercedes Gómez Mazzeo.

2 comentarios:

Adrián Cottin Belloso dijo...

Hola MM, ¡Feliz semana!
Gracias por este artículo tan interesante.
Manifiesto mi desacuerdo con tu afirmación cerca de que es más fácil dividir que multiplicar. Y creo que sólo lo mencionas en términos de organización.
Fíjate lo fáciles que son de multiplicar los virus, sólo necesitan el ambiente apropiado. Y lo difícil que resulta dividir el átomo, que sólo con la tecnología apropiada se logra que ocurra.
Así son las organizaciones en alguna manera. Se multiplica la palabra, la acción, el sentimiento, la emoción. Se dividen las tareas, las acciones, las ganancias y las pérdidas.
Si la organización es sana, los rumores no tienen cabida, cuando alguien denigra de otro se le detiene, para que no lo haga.
Lo bueno, está en que quien ama al otro no hay manera de que destruya a ese otro. Y quien se ama a sí mismo no permite que le hagan daño en su fuero interior.
La confidencialidad es muy propia de las organizaciones débiles. En las organizaciones fuertes la transparencia es lo que prevalece. La confidencialidad se da cuando se trata de proteger al otro, por lo general por petición propia. Por eso a veces nuestros clientes nos piden que firmemos acuerdos de esa índole, que les eviten daños futuros. Claro, no deberían ni siquiera pedir que los firmáramos, puesto que sabemos cuál es el bien y el mal en esto de revelar información interna.
La separación y la desunión son provocadas por el desamor. En esto debe prevalecer el respeto para que no haya daño.
Para que haya convivencia es premisa el amor, y este precede la confianza y la relación. Las normas son parte de los acuerdos de relación.
La organización ideal no la conozco, la que conozco es la organización de ideales, y estos son de quien lidera la organización, y los comparte con quienes ven con el mismo propósito, y tienen como misión los mismos resultados.
Gracias y perdona lo largo del comentario, pero está muy bueno tu artículo.
Saludos y éxitos,
Adrián

María Mercedes Gómez dijo...

Gracias amigo...
A mi me encanta oirte y leerte largo tiempo, porque siempre tienes cosas interesantes que decir y formas de romper paradigmas.
Un abrazo,
MM