domingo, 26 de octubre de 2008

Me gustas y me convienes pero no me comprometo.

Dándole vuelta al tema de las alianzas de todo tipo, pensando en si funcionan o no, investigando en la probabilidades de éxito y deseando ante todo que realmente sea posible. Me encuentro este domingo cavilando en mis pensamientos e ideales, si los seres humanos somos verdaderamente capaces de desarrollar competencias para acercarnos a otros y convivir, no solo para disfrutar de lo que seguramente recibiremos, sino también para generar disfrute y bienestar a otros, sin dañar ni sacar ventajas unilaterales.

Que simple parece ese deseo, deseo de reina de belleza, sin duda. Pero la realidad es que más del 50% de los intentos de alianza fracasan. Recordemos que los negocios son las consecuencias de asociaciones y las asociaciones van desde las formas más simples como: el compromiso para hacer un trabajo en el colegio, un noviazgo hasta: el matrimonio, formar una organización, trascender para conformar corporaciones, contribuir comunitariamente y crear un país próspero.

La alianza es un compromiso y un compromiso es la promesa de entregar parte de tu “yo libre” a una causa o a alguien. Por ello, la sola idea del compromiso asusta, porque es la cesión voluntaria de un pedacito de tu libertad. Por lo tanto, cuando decido comprometerme estoy dando de mi lo mas preciado, estoy por decirlo así vulnerable a quien recibe y también estoy esperando que ese alguien o algo haga lo mismo por mi, aquí es cuando el compromiso genera la obligación de responder, es en este momento donde tu confianza, sentimientos y recursos son susceptibles de ser perdidos. Este es el momento de la verdad de esa alianza.

Es un toma y dame o un te doy y espero que me des. Hay quienes se indignan y piensan que no aceptar es la opción para no generar obligación, hay otros que declaran que si das debe ser desinteresadamente, hay también los que se retraen de dar para que no sean malinterpretados como cazadores de favores, entonces el dar y recibir se torna pesado y no fluye libremente, entonces el compromiso de las transacciones te esclaviza y el no fluir en las transacciones te estanca o te destina a la inexistencia, porque la transacción es la vida de los negocios y el compromiso sano es la base de las relaciones trascendentales.

¿Qué hacer? ¿Fluyo o no fluyo? ¿Cedo libertad comprometiéndome? ¿Evito el compromiso?

Regresando al origen de la palabra Libertad, quizás podamos identificar una clave que nos muestre una salida a esta paradoja: en ingles freedom, proviene de una raíz indoeuropea que significa "amar". Me comprometo mejor con lo que amo bien sea una idea o una persona o una organización ¿Qué es amar? Cada cual dirá según su interpretación que significa para si amar, para mi amar tiene mucho que ver con el deseo de estar cerca y de disfrutar de la compañía de gente o de ideas que me conectan con un propósito.

Hay personas o instituciones que no están conectadas con un propósito compartido, por lo tanto no son convenientes como aliados.

Aliarse es buscar sin plazos y mayores esfuerzos ventajas competitivas de capacidad de producción, crédito, precios, servicio, diseño, imagen e información.

Sus premisas básicas son el GANAR- GANAR, valores compartidos y compromiso con el éxito.
Es la cooperación y no la competencia, es la complementariedad y no el egoísmo, es la inclusión y no la negación, es el ocuparse del otro y no de preocuparse por el otro.

La metáfora que Dr. Horacio Krell dice que en las alianzas estrategias se deben evitar los 7 pecados capitales de la inteligencia social de Mahatma Ghandi:
1. Política sin principios.
2. Economía sin moral.
3. Bienestar sin trabajo.
4. Educación sin carácter.
5. Ciencia sin humanidad.
6. Goce sin conciencia.
7. Culto sin sacrificio.

Hay 7 pasos recomendados por gestópolis para establecer una Alianza Estratégica exitosa, ellos son:
1. Tener clara la conveniencia para nuestra empresa;
2. Detectar oportunamente que es lo que les conviene a los demás;
3. Analizar coincidencias y diferencias;
4. Hacer un primer plan estratégico;
5. Dialogar para persuadir y lograr consensos;
6. Hacer una planificación participativa con los aliados estratégicos;
7. Ejecutar esta planificación participativa y hacerle su seguimiento y evaluación para reciclar todo el proceso.

Tu decides a quien le entregas tu libertad y hasta cuando, a veces pasa que solo a ti te gusta ese otro y solo tu quieres comprometerte, allí quizás lo mejor para ti es que tu mismo te des lo que necesitas o halles otra forma de obtenerlo, finalmente el otro tiene derecho también de ceder su libertad a quien le plazca.

¡Que tengas una excelente semana!
MM
mm@geneticadelcambio.com.ve

3 comentarios:

Duvraska Mendoza dijo...

Hola MM me encanto tu articulo muy particularmente opino que cuando se trata de perder espacio de libertad como seres humanos le tememos sin embargo si ese ceder te beneficia y lo amas el temor al compromiso ya no es tal sino disfrute. Hasta donde ceder eso cada quien lo sabe y decide.

Un abrazo

amanciojeda dijo...

Gracias MM

Este artículo reafirma mi conviccón sobre los valores de mi empresa y seguir llevando el nombre que llevamos. Alianzas de Aprendizaje.

Siempre Tu Amigo...

Unknown dijo...

Hola María
Buscando en l web a alguien que tuviera interes en el tema del líderazgo encontre tu blog y me sorprendio gratamente. La idea que desarrollas en esta entrada es algo que anda rondando en mi mente. Creo que sí existe la posiblidad del compromiso con una organizción pero, ese compromiso debe ser realmente reciproco pues he visto muchos casos donde las organizaciones dejan solos a quienes les son fieles y aman su camiseta lo cual me parece un grave error en el corto y el largo plazo para cualquier organización, Robert Kiyosaki menciona algo al respecto en uno de su tantos escritos que dirigio a los jovenes y que ejemplifica con el caso de Apple.
Te invito a leer mi blog el cual espero te guste así como me ha gustado el tuyo (aunque debo decir encantado, jeje).
http://lider2000.blogspot.com/